sábado, 29 de julio de 2017




LA INDEPENDENCIA TRAICIONADA (I)
por Javier Lajo


Con estos artículos, intentamos abrir un debate que esclarezca lo que los indígenas peruanos podemos juzgar como la conmemoración de los Doscientos años de la Traición Criolla y el apoderamiento y monopolio del Estado y la gobernabilidad de la endeble y falsa democracia estamental y racista que existe desde 1821 en el Virreinato del Perú “independizado”.
Todo esto ha creado un país en donde un grupo minoritario criollo, con su sociedad, cultura, economía y demás recursos “civilizatorios”, manipula “democráticamente” a una inmensa mayoría de mestizos, indígenas y descendientes de migrantes forzados, imponiendo una suerte de “consenso de Lima”, o centralismo mendaz (patrañero) con el que dominan y manejan monopólicamente, con un magistral y singular despotismo político y una economía mercantilista-extractivista despiadada, un país de mayorías pasivas e inconscientes que se han convenido y se han ido ”acomodando” a vivir en la marginalidad, cuando no en una condición de pobreza y subalternidad, astutamente administrada por dichas minorías racistas y “solapas”, que fungen de invisibles y que se sirven de esta aparente “normalidad democrática” estructural y sistémica con apariencia de formalidad legal.
Son muchos los temas a esclarecer en este “país consuetudinariamente frustrado”, castrado históricamente para ser saqueado, o en los términos más optimistas (a lo Basadre): país que no dejará de ser siempre una “promesa peruana”. (Criollamente, prometer es “mecer”).
Pero comenzaremos por el principio, cuáles son los temas históricos, de cómo estas “minorías” organizadas en “logias liberales” y “románticas” logran excluir a los pueblos indígenas, quechuas, aimaras y amazónicos (tildados de salvajes, bárbaros, etc.) de sus innegables derechos de participar en el Estado peruano “independiente”, hasta el día de hoy; derechos que aquí y en todo el planeta, están amparados por los valores irrenunciablemente humanos de la Teoría Constitucional, la Democracia Representativa, la Libre Determinación, la Soberanía de los Pueblos y el Derecho a la Insurgencia contra el Despotismo Político Dictatorial.
¡La lucha por la independencia continúa!
Logias criollas crean la supra-colonización encubierta en la “independencia”
El libertador José de San Martín, era conocido como el “hermano Inaco” nombre de combate, entre los cófrades de la Logia Lautaro.... (Esta historia continúa)

viernes, 28 de julio de 2017

¡¡HONOR Y GLORIA A LOS VERDADEROS HÉROES DE LAS LUCHAS POR LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ!!






¡¡HONOR Y GLORIA A LOS VERDADEROS HÉROES DE LAS LUCHAS POR LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ, TRAICIONADOS Y ASESINADOS POR EL CRIOLLAJE TRAIDOR QUE DES-GOBIERNA HASTA HOY LA PATRIA SOMETIDA Y TRAICIONADA POR MINORÍAS CORRUPTAS Y ANTI-PERUANAS!!
José Ignacio Quispe Ninavilca, Alejandro Huavique, Marcelino Carreño, Basilio Auqui (veterano y legendario líder de los aguerridos Morochucos ayacuchanos, que pelearan junto a los Hermanos Angulo), Gabino Uribe, del Callejón de Huaylas, actuaban entre Aija y Huarmey (en Ancash), Mariano Fano (formó el regimiento de Chaupihuaranga en Pasco), Francisco de Paula y Otero (líder de los montoneros de Huánuco) y José Félix Aldao (jefe del escuadrón de montoneros conocidos como "Húsares de Junín"); Cayetano Quiroz (líder de los negros cimarrones) y José María Palomo (líderes, cada uno, de un grupo de montoneros que operaban en Huarochirí). Manuel Lajo Ollin (Curaca puquina y jefe de los montoneros arequipeños que actuó en las rebeliones de José Gabriel Tupac Amaru, hasta la rebelión de los Hnos Angulo, fue victimado por el monárquico Pío Tristán), Juan Evangelista Rivas (en Yauyos), Bernardino Salgado (en Cajatambo), Esteban Catacora (en Puno) y muchos más. TODOS ELLOS ACTUABAN EN SUS ACCIONES GUERRILLERAS JUNTO A SUS HEROÍCAS MUJERES; TODOS ELLOS EXTERMINADOS DE LA HISTORIA DE NUESTRA PATRIA-MATRIA PERUANA, CUYO RECUERDO Y ASESINATOS, DEBEMOS TENERLOS SIEMPRE PRESENTES.
¡¡SIN JUSTICIA HISTÓRICA NO HABRÁ JUSTICIA SOCIAL!!
¡¡LA LUCHA POR LA INDEPENDENCIA CONTINÚA!!
SUCEDIÓ EN LA CONSTITUYENTE DE 1827-1828:
¡¡ASÍ SE CONSUMÓ LA TRAICIÓN CRIOLLA Y LA CREACIÓN DE SU ESTADO EXCLUYENTE Y DE COLONIALISMO INTERNO!!
POR ORDEN DEL PRESIDENTE LA MAR Y DEL PRESIDENTE DEL PODER LEGISLATIVO FRANCISCO JAVIER DE LUNA PIZARRO, se encarcelaron a los Constituyentes y Comandantes de la Guerrilla Montonera del Ejercito Patriota : Comandantes Quechuas Don Jose Ignacio Quispe Ninavilca, y Don Lorenzo Huavique, entre muchos otros próceres y patriotas indígenas. Con esta TRAICIÓN, HUMILLACIÓN Y AFRENTA A LA PATRIA PERUANA INDEPENDIZADA, se desata un PROCESO DE REVERSIÓN COLONIALISTA, proceso oscuro y vergonzoso, uno de cuyos capítulos importantes fue el del 23 de abril de 1828 en que se sublevó el Real Felipe con el Comandante Lorenzo Huavique a la cabeza. Preso en aquel cuartel, logró con los otros prisioneros indígenas levantar al Batallón Nº9 contra el gobierno de La Mar y a favor de los oficiales indígenas. Este levantamiento fue develado ... A SANGRE Y FUEGO POR LA "NUEVA" ALIANZA DE LOS "CIUDADANOS CRIOLLOS Y ESPAÑOLES". De este proceso de exterminio indígena, el principal responsable fue el representante de la iglesia católica y Presidente del poder legislativo Monseñor F. Javier de Luna Pizarro, pues según lo expresaban los conocedores del poder, Luna Pizarro gobernaba a través de La Mar. ESTE ES EL SEGUNDO PIZARRO Y VALVERDE EN LA HISTORIA DE LA COLONIZACIÓN DEL PERÚ.
Posteriormente, el 13 de diciembre de 1827, en El Mercurio Peruano, aparece un escrito de Javier de Luna Pizarro sobre su responsabilidad política en aqullos luctuosos sucesos, en donde este CURA CRIOLLO TRAIDOR Y VERDUGO DEL NACIENTE PERÚ INDEPENDIENTE, intenta explicar culpósamente, porqué interviene y porqué defiende a oficiales monárquicos, contra los PRÓCERES, CONSTITUYENTES Y COMANDANTES QUECHUAS INSURGENTES REPRIMIDOS Y ASESINADOS, cuando dice: “ y habiendo en el país tantos españoles establecidos, casados, con muchos años de residencia, era conveniente abrirles el seno de la patria para que se nos unieran (sic), ser con ellos liberales y generosos (sic), dar consuelo a tantas familias que sentirían de muerte ver a sus padres, esposos etc., excluidos (sic) de nuestra sociedad política”. Luego, en otro pasaje dice: “ En la sesión del día 10 ..., de un modo capaz ‘a mi juicio’ de conciliar las opiniones, que evitaban la mala inteligencia de que se pensase (sic) facilitar la ciudadanía a españoles enemigos de la patria (sic), pedí permiso para explicar ...que una cosa es combatir errores, otra trastornar los discursos, truncar las proposiciones, y derramar sobre ellas el veneno de la calumnia (sic), haciendo decir a un diputado, expresiones que le harían criminal a los ojos de sus comitentes.”
¡Qué tal raza...Aqui Luna Pizarro se "lava las manos"!, del proceso donde la 1ra y 2da Asamblea Constituyente, así prostituidas por el criollaje traidor, se "INCLUYEN" NUEVAMENTE AL PERÚ A LOS ESPAÑOLES OFICIALES MONÁRQUICOS Y DEMÁS MILITARES QUE LUCHARON CONTRA EL EJERCITO PATRIOTA, Y SE EXCLUYE Y EXTERMINAN A LOS COMANDANTES Y CONSTITUYENTES INDÍGENAS, REPRESENTANTES DE MÁS DEL 90 % DE LOS HABITANTES DEL PERÚ.
Y luego se preguntan: ¿En qué momento se jodió el Perú?
Queda así pues testimonio de la exclusión de los pueblos indígenas y la persecución en su contra, en la llamada independencia, TRAICIONADA, que es una de las facetas de la historia que aun permanece en la penumbra, y que es necesario estudiar y divulgar.

jueves, 27 de julio de 2017

La dimensión sagrada del Qhapaq Ñan.


LA DIMENSIÓN SAGRADA
Javier Lajo



http://www.panamericana.pe/cultura/149492-descubra-dimension-sagrada-qhapaq-nan-ruta-sabiduria-inka 

El Qhapaq Ñan o Camino Inka no solo es un camino físico como es la creencia general… es mucho más que eso, tiene varias dimensiones… pero la más importante es su Dimensión Sagrada, acorde con la sabiduría de nuestro antepasados. En ese largo camino construido a lo largo de todo el Tawantinsuyu, existe una suerte de “paraderos” en línea recta, o templos preincas, equidistantes desde Cajamarca hasta Potosí, alineados en 45 grados del eje norte sur. ¿Por qué y quienes construyeron esto? Tal como lo expone el filósofo andinólogo Javier Lajo, estudioso y experto en el tema, ello está relacionado a la atención que nuestros ancestros tuvieron con el monitoreo y cuidado del ángulo del eje de la tierra, que permite el equilibrio perfecto para el impacto de los rayos del sol sobre el planeta, lo que hace que se produzcan las estaciones regulares y la biodiversidad, tal y como hoy las tenemos. Pero hay algo más, con esta “ruta de sabiduría” que es el Qhapaq Ñan se perseguía construir el Sumac Kausay, que es la “vida plena” para toda la humanidad… Esta es la sabiduría que hoy puede aportar desde nuestra sangre andina, elementos para salvar el planeta.
Temas Relacionados: Camino Inka • Javier Lajo • Qapac Ñan •Tawantinsuyu

VER VIDEO COMPLETO EN:
http://www.panamericana.pe/cultura/149492-descubra-dimension-sagrada-qhapaq-nan-ruta-sabiduria-inka 



¡JALLALLA ANDINIA LIBRE Y SOBERANA!


¿Por qué debemos llamar al nuestro: “Continente Andino" y/o “Andinia”?
¡¡JALLALLA ANDINIA LIBRE Y SOBERANA!!
Por : Javier Lajo

La palabra “Andino”, deviene del vocablo que nombra la  cordillera de “Los Andes” y esta a su vez proviene de “los antis” que son los  habitantes del  “Antisuyu”, que es una de las cuatro zonas o regiones en que estaba repartido el territorio de la Confederación Inka.

Se sabe que Lima, como la capital del Virreinato del Perú, fue una ciudad amurallada para protegerla frente al acoso militar de las huestes guerreras de los Inkas que luego de la invasión y ocupación en los siglos XVI y XVII principalmente, se rebelaron a lo largo y ancho de la cordillera, desde donde “bajaban” fieramente a combatir al invasor español. Ante estas incursiones y ataques, no solo en Lima sino en el Cusco y en otros fortines-ciudades que los españoles fundaron en la costa, sierra y selva de lo que hoy es Colombia, Ecuador, Perú y Chile, la alarma era: ¡Ahí vienen los indios de los Antis!, por decir los “salvajes”, los “selvícolas” y finalmente los “Chunchos” que denota la actitud de un “indio” guerrero, rebelde, huraño, osco, “chusco”, “chúcaro”, en pocas palabras un “anti” es un indio indomable, invencible; tal como lo fue Juan Santos Atawallpa, Inka  rebelde, de la selva y sierra central del Perú, que combatió toda su vida y “nunca fue derrotado”. Todo eso encierra y quiere decir  “Los Antis” la raíz que ha generado el concepto de “los Andes”. Es decir la actitud de “resistencia invencible” generada en este continente que fue moldeando el sagrado nombre de los guerreros del Antisuyu, que reiteramos, es donde deriva el nombre de la cordillera de Los Andes, que es el nombre de aquel macizo de montañas que constituyen la columna vertebral de todo el continente.

Pero no solo es la actitud del guerrero militante que se opone hasta hoy a la feroz agresión contraria, invasiva y genocida, que significa la permanente actitud colonizadora de occidente que irrumpe, invade y ocupa territorios continentales, en la forma por ejemplo de empresas transnacionales mineras de “tajo abierto” y que destruyen cabeceras de cuenca  dejando un forado de varios kilómetros de ancho y de profundidad. Es también un cúmulo de argumentos y razones por lo que deberíamos llamar  “Continente Andino” o simplemente “Andinia”, desde hoy con más exigencia a nuestro continente mal llamado “América” por los colonizadores, porque es un continente que resiste a la ocupación, al avasallamiento, que resiste secularmente a la “conquista”.  Y porque un colonizador no tiene ningún derecho a ponerle nombre a la tierra que invade y ocupa por la fuerza y el exterminio, nada más contrario e ilegítimo de esta acción criminal y anti-humana.

La tradición nos habla también del “Anti” como el sol en el naciente, de “Inti” como el sol en el cenit y “Kunti” como el sol en el poniente; correspondientemente la toponimia del total de nuestro continente, significaría el continente del sol en el naciente.

Es la mejor y más relevante “toponimia” (antis: andes: Andino), la espina dorsal del continente o el accidente geográfico más relevante que condiciona y explica el resto del territorio continental, que por el oeste hace descender sus ríos, irrigando los valles occidentales de los Andes con la abundante agua que aflora en miles de glaciares andinos o Apus, que crean y forjan a su vez los miles de ríos y vertientes orientales que surten el agua que formará la “Amazonía” (que es un vocablo igualmente infeliz, creado por los  colonialistas y que debemos cambiar; porque, ¿qué tienen que hacer aquellas jinetas a caballo que combatiera el griego Hércules?), selvas en muchos casos vírgenes que guardan la mayor reserva de agua del planeta y cuyos territorios desde sus orígenes, conforman la mayor cuenca hidrográfica en el mundo, con un volumen de agua impresionante; igualmente sucede con el Río de la Plata, y un tanto menos las cuencas del Orinoco y el Paraná, sus principales afluentes tributarios surgen y bajan principalmente, desde el macizo andino. También podemos invocar a nuestros hermanos de la mal llamada “amazonía” para que trabajen y recuperen el verdadero nombre del río que el colonialismo le llama “Amazonas”. La historia registra la crónica del cura Gaspar de Carbajal capellán que acompañó a la expedición que en 1541 encabezaron Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana, por el río “Parawanaz” o “Parawanazú”, en la búsqueda del mítico reino del “Dorado”, crónica escrita por este cura dominico que llama al gran río por su nombre verdadero: Parawanazú.

Es pues la extensión geográfica, otro de los argumentos que suman a nuestro propósito, de llamar a las cosas por su nombre, ya que la “Cordillera Matriz Andina” va desde la Patagonia hasta Alaska. Estrechándose y sumergiéndose en el estrecho o istmo de Panamá y surgiendo luego otra vez poderosa, en las cordilleras de lo hasta hoy llamado  “Centro-América”, que dan forma a los volcanes que son la viga maestra del territorio de Panamá, pasando por Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala, complejizándose luego en México, Estados Unidos, Canadá y finalmente Alaska, territorios donde le cambian de nombre.

Los Andes tienen pues una influencia matriz y condicionante de sus glaciares, montañas, valles y planicies tanto de sus vertientes orientales hacia el Este  -que gustaron y supieron ocupar los europeos y sus “críos” descendientes, comúnmente llamados criollos- y también la cordillera Andina es la matriz de los valles y planicies “occidentales” que bajan al Atlántico por el oeste para formar la selva hoy llamada “ilegítimamente”: Amazónica. Es también el contrafuerte andino el que formando una muralla impide que las nubes cargadas de agua pasen al mar del Pacífico, obligándolas a descargar sus aguas en las miles de cuencas que bajan al llano amazónico o aguas fluviales que cayendo en la selva alta de los Andes, baja luego por los innumerables ríos hacia la “amazonía”. Cabe aquí también referirse y explicar que nuestro río “Parawanazú”, nace en una de las quebradas o cuenca del nevado Kiwisha, del distrito de Lari, provincia de Caylloma, Región Arequipa del sur-andino, territorio del ancestral y milenario pueblo Puquina, siendo el río más largo (con 7,062 Kms) y más caudaloso del mundo, con un volumen de agua mayor que los de los ríos Nilo, Yangtse y Misisipi juntos.

Otro argumento importante es que la evolución socioeconómica de los pueblos originarios del continente se produjo en Los Andes, la suficiente agricultura y ganadería que potenció y produjo la mega-diversidad agropecuaria de todo el planeta. Así, los primeros cultivos en el mundo, que fueron el zapallo loche o “Nachoc”, domesticado entre Cajamarca y Lambayeque del norte peruano,  con 10 mil años de antigüedad, mucho antes que el trigo cultivado en el “creciente fértil” (Medio Oriente). (Ver Jared Diamond; “Armas, Gérmenes y Acero”- Premio Pulitzer, 2007. Edit. Debolsillo), para hablar de un ejemplo nomás, porque la lista de germoplasma que la domesticación de cultivos en Los Andes han otorgado al planeta, es muy larga, pues de los alimentos más comunes, al menos 200 son del continente Andino,  como la papa, el tomate, la calabaza, los frijoles y el cacao; y el  90% de las calorías que alimentan el mundo procede de un pequeño número de plantas, entre los que figuran como más importantes el maíz, y la papa.

El concepto de “lo andino”, es pues, el continente que defiende la vida, porque  en nuestro continente Andino todo se opone a la muerte, nuestros pueblos son la defensa humana a la depredación ecológica y al exterminio  a la que nos ha llevado la aventura colonialista europea occidental que se inicia en el siglo XV y que en solo 10 años (1492-1595) exterminó a la mitad de la humanidad  en Asia, África, Andinia y Oceanía, y cuyos “logros” y resultados han intentado inútilmente globalizarse, encontrando su límite de contención o “frontera” invencible en el continente Andino. Y sobre todo, “lo andino” significa lo producido y aportado por nuestro continente, al resto del mundo para que sobreviva la vida –valga la redundancia-.

"Andinia" o continente “Andino”, además no solo es un vocablo, sino que ahora  es un “concepto” que pertenece a la herencia resistente de la gran Confederación del Tawantinsuyu, que implica hoy en día a más de 20 millones de habitantes de múltiples y diferentes etnias. Y nos podemos preguntar ¿Por qué hasta el día de hoy no se conocían estas poblaciones de Pueblos tan poderosos como resistentes a la colonización? Pues la respuesta es obvia, los mecanismos que supo implantar el colonialismo desde el siglo XV han sido y siguen siendo tan fuertes, cruentos  y voraces, que hacen aparecer estos nuestros pueblos poderosos, como poblaciones insignificantes, nimios, débiles mentales, carentes de filosofía, ciencia y tecnología e incapaces de ganarle a la guerra de exterminio iniciada por el colonialismo y la invasión de 1492.  Ojo… y a esto suma implicarnos a todos con el nombre título y/o gentilicio de un pequeño pueblo como es el pueblo Kuna. Claro que esto no implica en absoluto, desmerecer ni mucho menos despreciar al pueblo Kuna.

Los Andes pues constituyen muchos millones de habitantes de pueblos que resisten en múltiples formas políticas, culturales, económicas y religiosas a la ocupación y depredación occidental. Valga el magnífico ejemplo que nos da la movilización espiritualista o peregrinación más grande del planeta, que es la “marcha del gran poder” del Koyllu Ritti donde más de 100,000 hermanos “antis”, se reúnen cada año en el plenilunio del mes de Junio en la quebrada de Sinakara en la cordillera del Ausangate en las alturas del Cusco para celebrar este rito y peregrinación y culto del “Taytanchis” Koyllu Ritti, cuyo significado literal es “Estrella de la Nieve” y que nos faltaría papel para explicar su significado hermético.

Entre los intelectuales y público en general se usa ya comúnmente el vocablo “Mundo andino” para referirse no solo al espacio geográfico sino a los pueblos que lo habitan, siendo su característica principal de este mundo “la reciprocidad” del runa –ser humano- con la “Pachamama” –o naturaleza-, relación de equilibrio mutuo que provoca la complementariedad, como sustento de la convivencia humanos–naturaleza.

Estos argumentos nos dan buenas razones del por qué le llamamos a nuestro continente "Andino" o "Andinia" y no atarnos a un vocablo de la lengua Kuna que integra junto  con unos 15 dialectos el idioma “Chibcha”, con el que por una propuesta sorpresiva y sin mayor argumentación se nos quiere llamar a todos desde este dialecto con el gentilicio de “Abyayaleños”, que rigurosamente tendrían los siguientes significados: Los “Tierraleños en edad fértil” o “terrestres maduros”, o “Tierranos abundantes”, o “Tierraleños ensangrentados” o “Tierreños fértiles”… etc”, significados que a su vez están también contenidos en los cientos de lenguas alternativas del continente y que no se justifica ni mucho menos que tengamos que dar preferencia a un vocablo del pueblo Kuna. Repito “pequeño” –no por despreciarlo- sino en relación numérica a otros pueblos que como el pueblo Quechua, de cuyo idioma proviene el vocablo y concepto de “Los Andes”, está integrado  en la actualidad por más de 10 millones de habitantes, solo en el Perú, según datos del Banco Mundial, imaginamos que este Banco de los ricos puede asignar otra cantidad similar a los quechuas de Colombia, Ecuador, Bolivia, Argentina y Chile… cifra que ya resulta increíble para todos aquellos que “invisibilizan” y menosprecian al poderoso y resistente pueblo Quechua, legítimo heredero de la Confederación del Tawantinsuyu.  Y aquí vale hacer la referencia de lo que es también “arma  eficaz” del colonialismo, el seguir llamando al Tawantinsuyu: Imperio, y no como lo reafirmó y argumentó, nuestra célebre historiadora María Rostoworoski, que Tawantinsuyu significa Confederación.  Es ocioso continuar este debate  sobre sí fue un “Imperio” o fue una Confederación.

En conclusión, tampoco se justifica que el continente lleve el nombre de “Abya Yala” porque “fue por allí que desembarcaron los invasores europeos”, esto argumenta que por el contrario ese lugar debería ser de “abominable recordación”.

Concluyendo finalmente diremos que, lejos de significados confusos e intrascendentes, como los que se derivan de un vocablo –Abya Yala- de uno de los 15 dialectos “Chibcha”, que es el dialecto Kuna (le llamamos así por rigurosidad lingüística y no por desmerecer esta ramificación de la compleja y múltiple lengua Chibcha) que de asumirla como nombre del continente nos llevaría a significados gentilicios tan curiosos como difusos tal como están reseñados líneas arriba (“Tierralenses ensangrentados”… y otros menos curiosos).  En cambio nuestro gentilicio originado en el  quechua continental: “Andino”, nos otorga legítimamente un gentilicio que nos da un significado noble y sustancioso frente a la predadora globalización occidental, como  pueblos e individuos “resistentes”, “indomables”, “invencibles”, “anti”-colonialistas etc. a los habitantes del Continente Andino. Concepto y gentilicio inequívoco para pueblos de un continente que se ha negado a morir y más aún, pueblos que representan y proponen hoy en día una alternativa de sistema de vida originario y equilibrado: El Sumaq Kawsay, cuyo mejor significado es -si se trata de lucir conceptualmente los vocablos- la “Espléndida Existencia”, o el Continente Andino donde la “vida se produce, se cría y resiste en su plenitud”, o simplemente donde sus pueblos poseen el  “arte de vivir bien”,  “que es una propuesta para todo el mundo, lejos de las etnias y las razas, para que la vida no muera sobre el planeta, como producto de la depredación anti-vida que es el colonial-capitalismo occidental, frente al que resiste invencible EL CONTINENTE ANDINO.

Javier Lajo, Chuquiago Marka, marzo del 2016



LENGUAJE MÁGICO DE LOS ANDES

EL LENGUAJE MÁGICO DE LOS ANDES 
(Del libro de José Mendivil [1])



Sin duda, países como el Perú, Bolivia y Ecuador están empezando a aceptar en cierta forma lo que bien podríamos llamar el retorno de lo andino, que llega con un alfabeto y el simbolismo[2] de una naturaleza que creímos ya pérdida en el pasado durante su sometimiento por el colonialismo español entre los siglos XVI y XIX; lenguaje mágico, íntimo, mundano, simple, el de los quechuas y otros pueblos que aún nos hablan de su gran pasado a través de lo poco que queda en ellos en sus comunidades que han sabido esperar el tiempo de su retorno. 

Lenguaje mágico, secreto, “encriptado” para los no-andinos, o esotérico del griego σώτερος, lenguaje que viene desde el alma andina, de su interior, de lo más íntimo; que recupera, conserva y devela conocimientos ignorados y que sólo lo conocen pocos; en todas las culturas los “iniciados” en un lenguaje que actualiza tradiciones, doctrinas éticas, técnicas agronómicas, prácticas o ritos de origen ancestral, espiritualidad genética; un lenguaje revelado a unos pocos ‘escogidos’ que anuncia abiertamente el retorno de lo ritual y de la religiosidad ‘andina’ para la vida y su conservación, de principios existenciales afirmados desde una cosmovisión del hacer el bien en este mundo, principios de conducta humana que al parecer no necesitaban combatir el mal porque este no existiría (recordar el cuento infantil de J. M. Arguedas sobre el toro blanco y el toro negro) o sucumbía en una sociedad muy disciplinada en la que todo lo tenía jerárquicamente organizado, una sociedad con una filosofía de la vida que no conocía lo prohibido, los secretos deseados del mal, de la violencia, o en todo caso que jugaba con ellos; lenguaje de una vida y existencia casi perfecta, simplemente humana, con dioses que saben compartir y como quería Nietzsche, dioses que sabían danzar. Leer lo que ha escrito Javier Lajo, es desde el inicio, ya sea en la amalgama de la textualidad del castellano invadida por vocablos quechuas o puquinas, su alfabeto y semiología revela lo que llaman la ‘estructura del pensamiento y de la cosmovisión andina’, como si se tratara de motivarnos a encontrarnos con un lenguaje que prefiere lo esotérico, lo intimo personal/comunal, la transculturación y la interculturalidad con una insistencia repetida en la diferencia casi absoluta con lo uno-otro-monoteico, con occidente. Lenguaje que devela códigos secretos y ‘re-funda’ todo el saber de la sabiduría ancestral que hereda y que le fuera trasmitida oralmente por los cuidadores de esta filosofía de la vida, como si se tratara de una revelación que confiesa lo que el tiempo no ha podido borrar, y que es el principio de todo el esfuerzo que hacen para darle a la sabiduría ancestral  que aún conservan en lo fundamental los yachaq andinos de Perú, Ecuador y Bolivia, del norte de Chile y el noreste Argentino, la condición de una sabiduría con pretensiones de diferenciación sobre la filosofía y la ciencia occidental. 

Y no es que el lenguaje ‘mágico’ que irrumpe con sus propios signos y sintaxis, en la aparente textualidad del castellano se someta a sus reglas y gramática, ya que desde su propia textualidad ocupa amigablemente el lugar del castellano para irrumpir exultante en sus signos y en las intenciones de vocablos de significación cultural tanto en quechua como en la lengua de los Puquina, en el lenguaje del otro cultural que intenta ser puramente el lenguaje de la cultura andina, y que en su simbología aparentemente pasadista irrumpen voces y fonemas del pasado, que cambian el ritmo de lo dicho y sus significados, vocablos quechuas y puquinas, que como significantes mágicos, como pueden ser el allin muñay o el Kaphaq Ñam, o en neologismos que, imponen la soberanía del hombre de una cultura que no se ha extinguido, cultura que ocupara los andes meridionales del sur, con una disposición existencial y estética para la vida, una sociedad ni paradisiaca ni utópica, muy sui géneris si se le compara con las ficciones medievales y modernas de la cultura occidental y sus utopías, una sociedad de dioses, naturaleza y hombres y mujeres que hacen bien todo, que deben hacerlo bien todo y disfrutar de todo, una sociedad del Sumaq Kausay o del vivir bien o “vivir con excelencia”.

Si en el Qhapaq Kuna nos encontramos con el sentido cultural del ‘vivir bien’ de los pueblos andinos; en el Qhapaq Ñan nos encontramos con la voluntad andina para generar puentes desde su sabiduría ancestral, con la ciencia y la cultura occidental. Las ideas del Qhapaq Kuna y del Qhapaq Ñan han sido resumidas en el texto breve El Waman, el Puma y el Amaru: Recuperando el Sumaq Kausay, texto que es la vez el resumen de sus principales ideas sobre la estructura del pensamiento andino y una explicación de lo qué es el Sumaq Kawsay.

En este discurso o lenguaje es difícil distinguir entre un lenguaje encriptado, o “esotérico” para los de cultura occidental y el más simple de su cosmovisión del mundo y de la vida. El lenguaje y sus mensajes, no es un lenguaje, como se puede creer, accesible ‘racionalmente’ al simple hombre andino, a los runas, ya que es un lenguaje secreto y doctrinario, sin embargo esto no impide su ‘comprensión’ empática, no se puede dudar que es auténtico, por su sistemática, sofisticada y profunda coherencia, el lenguaje de los Qhapaq o de “los hombres justos” del mundo andino, el documento los llama también los “cabales, los nobles”, es decir, es el lenguaje de los amautas, de los que hicieron el camino de los justos o el Qhapaq Ñan, que conocedores del “mapa o plano” de semejante “proyecto histórico”, no tienen ninguna dificultad para explicarlo y sobre todo para caminarlo, camino existente entre el mito y la realidad en la que se ubican las ciudades templos de esta cultura, equidistantes y en un ángulo de 45º del eje norte sur, cuya latitud y longitud J. Lajo nos la muestra desde las imágenes satelitales del Google Earth[3];  camino o “ruta de la sabiduría” y del conocimiento de la cultura andina, que era según Lajo, a la vez ‘escuela’ de la ‘sabiduría y símbolo la civilización de los Inkas[4], escuela de hombres y mujeres que ‘amarraron’ el eje de rotación de la tierra en un incontable “rosario” de intihuantanas –o lugares donde se amarra al sol- o mejor dicho: donde se amarra el ángulo de incidencia de los rayos solares sobre la tierra, línea diagonal o ch’ekkalluwa, línea de la verdad o de la vida[5]. Lajo afirma:

“Dado que el eje de la tierra tiene que ver con la calibración de un equilibrio muy delicado, que produce las estaciones, la regularidad y el equilibrio de los climas sobre el planeta, y los ciclos vitales, o la vida tal como la conocemos, bastaría que se alterase unos grados para que se de vuelta el mundo. Y sobrevenga un pachakuti cósmico”[6].

La sabiduría de la vida, sostiene, en un alineamiento geodésico de Intiwatanas, como ‘herramienta’ práctica y teórica de la vincularidad y complementariedad del “runa”, el Sol y la tierra/tiempo (Intin-Pacha-Runa)[7], es la que mantiene mutuamente el ‘equilibrio del hombre con la mujer y de estos con el mundo y la vida’[8], y a favor de ello ofrece las imágenes de varios símbolos o iconos culturales andinos cuyos similares existen por doquier en los Andes. Antes de seguir, debo señalar  como temas importantísimos, las estructuras del pensamiento andino y su relación con el esteticismo ético del Sumaq Kawsay, del primero, su estructura lógico-emotiva, que es lo que Lajo introduce desde su primer ensayo; y del Sumaq Kawsay su naturaleza humana y su relación con el mal y lo prohibido. Evidentemente estos temas, como escribiera en el prólogo para la edición en inglés del “Qhapaq Ñan the Inka Path of Wisdom”, nos devuelven a las exigencias de volver a pensar una cultura como la nuestra, la andina, que ha sido ‘tocada’ hasta en sus pliegues más explícitos por la historiografía, tanto por la evolutiva, como la que interpreta sus mitos, que en general se hace con ausencia del hombre andino, ausencia que se reconforta en sus mitos de fundación o de retorno cultural en cierta forma recreada con el mito de Inkarri[9], o por lo que han dicho historiadores y antropólogos como Flores Galindo y Manuel Burga sobre la utopía andina, y su presunto arcaismo que inventaran.

Las ciencias sociales han reducido nuestra comprensión del mundo andino a sus tecnologías y agronomía (Murra, Golte y otros), a la interpretación de sus mitos (Manga), y de sus creencias y vida comunitaria (Ossio, Fuenzalida), de su sociedad (Zuidema, Flores Galindo, Burga). Al parecer son muy escasas las investigaciones sobre la sabiduría andina, con excepción de los estudios de Eduardo Grillo de PRATEC. Los ensayos de Lajo traen un enfoque distinto desde la sabiduría del pensamiento andino. En su ensayo, Cosmovisión y pensamiento Andino[10], resume sus ideas sobre la sabiduría andina y el sentido ético de la sociedad del Sumac Kausay:
“El equilibrio del par de Pachas extremos (El Uku Pacha y el Hanan Pacha), se produce en un Taypi donde se construye o aparece el "Kay Pacha", nos otorga el 'vivir bien' o el "Allinta ruraywan munay, Inka ñoqanchis kausay", que dice, más o menos en español: "Haciendo bien las cosas y juntos con amor, Inkas viviremos siempre". De esta forma el equilibrio pleno para el Sumac Káusay es producto del justo medio entre el 'sentir y el pensar' lo que produce un 'actuar pleno' o Allin Ruay, y en donde el criterio de 'verdad' (es una diagonal o Ch'ekkalluwa ) es la conciencia plena del momento y la circunstancia del Sumac Káusay o 'esplendida existencia' como buen producto del sentir (munay) y pensar (yachay) en un actuar (ruway) equilibrados y consecuentes; o dicho en andino: en un actuar, sintiendo y pensando, complementaria y proporcionalmente. Esta es la mecánica simple de la sabiduría de nuestra cultura andina, el manejo de los tres Pachas es el ideal del aprendizaje del hombre y la mujer andinos,  esto le enseña a no dar un solo paso en falso, y aunque son pocos los que lograrán la perfección de esta teoría y disciplina, esta es la disciplina de los Qhapaq-Inka y de sus mejores elementos, los que lograrán convertirse en Amautas: Los Amaro Runa.
El equilibrio firme y disciplinado del que habita el “Sumac kausay”, mantiene la armonía y la paz del “Kay Pacha” y está representado por el Puma, o 'Felino' que como símbolo reúne una serie de cualidades estéticas sumamente valoradas por los runas; la armonía y equilibrio de sus formas producen un efecto de belleza única sobre la Pachamama, la elegancia y la plasticidad del Puma en sus movimientos se nos presenta como una maquinaria perfecta, sobre todo cuando despliega su destreza cazadora; su personalidad o comportamiento es tan enigmático y misterioso, pero tan eficiente y eficaz en el Kay Pacha que reúne todas las características para hacer de los Pumas los máximos guerreros de la escala zoológica. Ejemplo mítico del puma u otorongo, que el Amaro Runa imita tanto como al Wáman (Ave-Halcón) y al Amaru (Reptil-Sierpe), pero el equilibrio estable lo consigue “finalmente” en el Kay Pacha. El Kay Pacha es pues, producto del equilibrio del par fundamental, el que se da entre el Hanan Pacha y el Uku Pacha (por eso también el simbolismo de un ave que sostiene en su pico, o en sus garras, una serpiente), que son como dos mundos en movimiento opuesto y complementario contractivo-expansivo, dinámica que los Mayas (Qetzaltcoalt-o la serpiente emplumada) conocían como el estado Ollin. Esta dinámica Ollín o Yanan-Tinkuy (en Quechua), es la que construye el 'aquí y el ahora' o Kay Pacha. Aplicando estas categorías al “manejo” del tiempo, diremos que el 'presente' es producto del equilibrio o 'encuentro' entre el 'pasado' y el 'futuro' o lo que es casi lo mismo entre el Hanan Pacha y el Uku Pacha, ambos también identificados con los principios del Allin Yachay o 'pensar bien' y el Allin Munay o 'sentir bien', respectivamente.
La cultura occidental ha privilegiado el 'pensar' desde sus orígenes en la Grecia antigua, por eso los Inkas cuando llegan los españoles los señalan como 'yachayniyoq', y no se equivocaron pues hasta hoy los occidentales no dejan de usar el 'logos' y la 'epistheme', la razón y la ciencia como sus principales armas y "virtudes". Pero han descuidado mucho su parte instintiva-afectiva, sus emociones profundas, su corazón. Para eso sirve el 'Allin Munay', principio Inka que señala que para vivir espléndidamente se debe 'querer bien', 'amar fuerte', saber sentir al cosmos, a la comunidad, a los semejantes y al medio circundante, a la madre natura, a la Pachamama, esto lo podemos resumir en una frase: Saber encausar los instintos y llevarlos a un nivel superior o "Allin Munay"[11].
Este lenguaje encriptado, íntimo, culturalmente afirmativo no necesita aprobación del “lado colonialista”, porque tiene la fuerza de lo secreto y misterioso interno a su pueblo, el indígena reconoce la fuerza mágica de la sabiduría de sus Hamuyiris (raíz puquina de donde proviene la palabra Amauta) que conserva el secreto de sus misterios, del discurso que seduce a su pueblo por su ‘carisma’ endógeno y por su mito revelado, que se muestra poderoso en su pueblo, sin revelarse al foráneo, el misterio de palabras como Ch’ekkalluwa, (diagonal o línea de la verdad) que se halla en la geometría andina de la Cruz Cuadrada, o Cruz Tiwanaku, símbolo y misterio a la vez de la verdad de la vida, que han conocido los antiguos peruanos en el arte no revelado de la sabiduría secreta de la vincularidad y complementariedad de todo lo existente o la existencia del cosmos (Pacha), y de la vida humana ‘atada’, ‘amarrada’ al eje cósmico de toda forma de vida; sabiduría que probablemente no alcanzaron otras civilizaciones tanto o más antiguas. Si ha algo se refirió Mariategui cuando habló de la fuerza movilizadora del “mito”, debió ser a un tema como este del “camino de los justos” o Qhapaq Ñan, que desde ya se está convirtiendo en el mito de la juventud desde la Patagonia hasta el Rio Grande, al sur de los EEUU.

Para un “idioma” o lenguaje endógeno, “secreto”, esotérico para los extraños, la vida es siempre equilibrada por ser sabía, que da lo mismo decir que para vivir equilibradamente hay que ser sabio, o que solo los sabios, o los foráneos que se atreven a seguir “el camino de la sabiduría” viven equilibradamente. 

El pensamiento andino en el discurso culturalmente “encriptado” de Javier Lajo ofrece por lo mismo una visión casi antitética “del bien y del mal”, los cuales parecen no existir en su interpretación de la cultura andina, cultura de la existencia espléndida, noble, del sentir (munay) bien, del pensar (yachay) bien y del hacer (ruway) bien; como la verdad de la cultura andina de la Ch’ekkalluwa, como el orden del Sumac Kausay, como si el hacer-bien fuera solo un efecto o producto natural  y no una idea ética o moral producto de un “tiempo hecho o acabado, producto de la creación divina del bien y el mal”, y que según Lajo “son la única falsa-paridad que se anula una contra la otra”, como si en la cultura andina el bien y el mal fueran naturalmente “proporcionables”, como si todo y todos estuviéramos “hechos de bien y mal”,  y estos no fueran ideas éticas o morales, que están hechas, según Lajo, “como una falsa paridad generalizante, por un Dios que les regala a sus ‘escogidos’ la primacía y el monopolio sobre el bien y la posibilidad de juzgar al resto como poseedores del mal”[12] . Las palabras esotéricas pueden ser palabras-valija[13], un discurso encriptado para los extraños a una cultura y con sus propios “intelectuales orgánicos” en el decir de Gramsci , porque establece conexiones en todo, que permiten comprender lo andino como un todo sistémico que integra todas sus series o “tejidos-tramas” de significados y significantes o distinciones culturales desde lo múltiple o diverso, y disyunciones, en este caso por fuera de la palabra “encriptada” respecto a sus diferencias con la lógica cultural occidental, siempre desde la fuerza del misterio, desde ‘lo mántico’, desde una existencia mágica-real y de posible e inexorable retorno de “lo mítico”, en el lenguaje occidental. El bien y el mal, en la cultura andina no tiene lugar en el Kay Pacha, que no es sino el Taypi o lugar de equilibrio de las oscilaciones de la paridad-paridora, que constituyen el Hanan Pacha y el Uku Pacha, ‘el bien’, o el hacer bien las cosas, viene de la paridad en las partes y de estas con el todo o pacha, de una sociedad que se constituye siguiendo el principio del Allinta ruraywan munay, Inka ñoqanchis kausay o Haciendo bien las cosas y juntos con amor, Inkas viviremos siempre. El ‘equilibrio pleno’ del existir y vivir en el Kay Pacha, para ser armonioso y pacifico, es un equilibrio que viene en particular del allin ruay, un bien ontológico muy diferente del principio judeo-cristiano del bien y del mal, que sabemos propicia una moral doble, y por ejemplo, hace aceptable moralmente las desigualdades y las guerras modernas.  

¿Podemos decir que existe en realidad la filosofía andina? Cualquier estudiante de filosofía dirá que los libros sobre filosofía andina o la filosofía paritaria que han publicado Javier Lajo y
 Josef Estermann , no tienen las formas del pensamiento filosófico, ni los fines de la filosofía, es decir, crear conceptos, pensar abstracciones más que realidades, con el fin de saber si el devenir humano tiene sentido racional y ético desde la ontología de la libertad humana para desplazar su propia naturaleza y constituir lo social y sus formas de evolución; diría que son libros que desde perspectiva diferentes como es la filosofía intercultural de Estermann, que probablemente debido a que es por formación y convicción más un teólogo que filósofo, niega a la filosofía occidental por etnocéntrica, por su soberbia racional y por haberse separado tan radicalmente de las ‘religiones’ de la vida o sabidurías rituales, sabidurías que evitan la depredación de la naturaleza y la corrupción de la vida; o decir lo mismo de la filosofía de la paridad de Lajo, la que también, recurriendo a la crítica de la filosofía occidental, a la que califica de monomaniaca por haber preferido regular la vida por la verdad de abstracciones o ‘verdades’ respecto al hombre, la naturaleza, el pensamiento y las emociones, o respecto de la igualdad y las diferencias humanas, ha conducido al hombre/mujer occidental a una pérdida de sensibilidad y emotividad para la vida ‘plena’, plena en el reconocimiento de su naturaleza y su disfrute que le evite el malestar psíquico y las neuropatías que agobian a su cultura, y que ha provocado, sostiene, que tengan una vida “ch’ulla”, es decir, una vida in-paritaria, que se asume individualmente fracturada en sus emociones respecto de la razón o de una forma de vivir más racional que emotiva, y que para evitar el malestar que le provoca, ha devenido en prácticamente amoral. También Mejía Huamán crítica a la filosofía occidental, tan diversa en sus corrientes y tan dispar en su ontología y epistemología, y en contra de ella nos habla de la sabiduría de los antiguos peruanos para vivir, y sobre todo, desde su lengua materna, el quechua del Cusco, lo vemos esforzarse por encontrar en este idioma y sus usos lingüísticos y existenciales una ontología o filosofía propia. Cualquiera más o menos conocedor de la filosofía diría, y no dejaría de tener razón, que estos libros son sistematizaciones de la sabiduría andina de la vida y de sus cosmovisiones, particularmente de la quechua, aymara y puquina, y ciertamente no de las cosmovisiones amazónicas, sabidurías acostumbradas a la conservación de la vida y a una vida en la naturaleza. Pero, no dejan de ser las primeras teorizaciones filosóficas de la cosmovisión andina del mundo y de la vida; es decir, los inicios de una filosofía andina, que por cierto, no debe o debiera seguir los pasos descarriados de la filosofía occidental.






[1]  Perú. Sociedad intercultural. Edit. UPRP, Lima 2013.
[2] Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten; ¿cómo transmitir a 1os otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca?, El Aleph, Jorge Luis Borges.
[3]  Lajo, Javier; “Sumaq Kawsay, la Vida Plena o el Equilibrio del Mundo”. Inédito.
[4] Lajo, Javier, Khapaq Ñan: ruta Inka de sabiduría, Editorial Amaru Runa, Lima 2006, p. 68.
[5] Ibíd., Capítulo III, Tinkuy, numerales 20, 21, 22, 23, 24, 25; pp. 80, 81 y 82.
[6] Ibid., numeral 25, p. 82.
[7] Ver: Maria Luisa Rivara.  
[8] Ibid., numeral 28, p. 84.
[9] En el Volumen Nº 1, de la Revista del Departamento de Ciencias Sociales de la URP, el historiador Wilfredo Kapsoli aporta una interpretación más coherente.
[10] Lajo, Javier, Cosmovisión y pensamiento Andino, inédito.
[11] Ibíd.
[12]  Javier Lajo. Sumaq Kawsay, la vida plena o el equilibrio del mundo, Inédito.
[13] Deleuze, Gilles, Lógica de Sentido, Paris 1978.

¡PASO A NUESTRAS CIENCIAS ANDINAS!




Paradigmas de la epistemología andina



Ahora que se vino "El Niño" (Costero) el Perú, Ecuador y Bolivia, necesitan urgente hacer uso de la ciencia y la tecnología andinas, con las que nuestros abuelos forjaron una civilización milenaria, y no solo a pesar del “niño”, sino con una ciencia y tecnología que surgieron de él, del desastre, de una geografía y climas “chúcaros”; fuimos convirtiéndonos con los milenios en hijos del riesgo, de la diversidad, del trabajo y la competencia desigual contra los sismos, las lloqllas y waycos, así surgimos y sobre todo somos hijos de la unión en la diversidad, o confederatividad de los pueblos.
Pero... ¿Exísten acaso ciencia y tecnología andinas? Claro que existen, sino los “niños” no nos hubieran permitido la gloria y la felicidad (Vida Plena o Sumaq Kawsay) de la confederación Inka; pero ¿cuáles son las bases epistemológicas del mundo andino?... De esto vamos a escribir, pero diremos como introducción que si el hombre actual sufre, y no solo en el Perú, sino en el mundo entero, sufre, digo, los embates y el castigo de la madre natura o Pachamama, es porque los humanos nos hemos apartado de su regazo, hemos roto el vínculo, amarre o "watana" (vocablo quechua que significa "amarre" o vínculo) que nos tenía disfrutando de élla y de la vida plena que nos prodigaba. Bien, es necesario re-par-ar estos vínculos y amarrarnos nuevamente a la pacha, es decir y sobre todo lo urgente y necesario es recuperar nuestras "watanas" (¿Ídolos extirpados?), que son las que nos "amarran" al cosmos, a la naturaleza, a la Pachamama.

Estas son la cinco (5) “Pes” de nuestra Epistemología Andina que estamos recordando, re-par-ando y desarrollando como paradigmas epistemológicos andinos:

- La paridad sobre la unidad.
- La proporción antes que la medición.
- La precisión y no la exactitud.
- La percepción mejor que la experimentación.
- La proporcionalidad de lo cualitativo con lo cuantitativo.

Estos son los argumentos básicos e iniciales, a manera de hipótesis de trabajo, pues esta publicación solamente es un adelanto del trabajo que venimos desarrollando para la recuperación de nuestras filosofía, ciencia y tecnología global andinas, que fueron extraña pero criminalmente “extirpadas”, por mentes desidiosas e ignorantes, cuyos descendientes y representantes hoy están recibiendo el castigo de la Pachamama.

1. La ciencia Occidental usa la unidad como patrón de medida y paradigma científico general. Nuestro mundo Andino usa la paridad o yanantin, como sistema de dos medidas que se complementan y se “proporcionan”. Por eso tildamos al mundo occidental de monomaniaco, por su cos-mono-visión.

2. Para la ciencia Occidental ciencia es medir, la medicion es su método, porque habiendo una unidad que además es la fuente de toda la verdad, el bien y hasta de la belleza; todos los demás objetos del cosmos se “deben medir” desde esa “unidad primordial” que es “razón” o “logos” de su cognición, pero también Dios de sus religiones monomaniacas. En cambio la ciencia andina tiene su método en la proporción, todo objeto o fenómeno siempre se manifiesta en paridades opuestas y complementarias que se deben "equilibrar” con dos medidas proporcionales, una medida para cada una de las partes de la paridad. El mundo andino tiene sus mitos de origen en el par proporcional o yanantinkuy y así funciona su cognición y su ciencia.

3. La presición y no la exactitud. La ciencia occidental trabaja hasta ahora con el paradigma de la exactitud, nuestra ciencia Andina, siempre ha trabajado con el paradigma de la precisión, que es una herramienta más estadistica que matemática. Sin embargo, en la actualidad la cultura occidental ya dejó de lado eso de "las ciencias exactas".

4. La percepción supera la experimentación. Dado que todo el cosmos es cambiante y no hay leyes científicas eternas, nuestra ciencia Andina, se ha desenvuelto con el paradigma de la percepción, más que la "experimentación". Percibir una muestra científica basada más en el recojo de datos a través de los sentidos, pero usándolos “en equipo”, es decir en forma combinada, es la manera o método de obtener conocimiento sistemáticamente.

5. La proporcionalidad entre lo cualitativo y lo cuantitativo, es otro paradigma de la epistemología andina. El dato cualitativo es una característica del objeto, que el sujeto percibe principalmente con la emocionalidad ó sentimiento. Percibidas así, las “cualidades” del objeto científico, éstos quedan como características dinámicas en los objetos o “entes”; estos cambios de los “pares” son producto de una relación de oposición, complementariedad, y proporcionalidad, que son las características que tienden a un equilibrio inestable, cuando ésta proporcionalidad de opuestos complementarios, llega a sus extremos, entonces el equilibrio se rompe y devienen cambios cualitativos, pero también cuantitativos.

La ciencia andina, de esta forma, postula el intercambio recíproco de información entre el sujeto y el objeto, y de esta forma conjunta Y paritaria forjan y “componen” toda realidad objetiva y cognición subjetiva.

Todos estos paradigmas científicos andinos, los venimos trabajando, para superar la “razón" que nos inculca la escuela occidental, y que nos anula la facultar de “illanar”, nos enseñan a razonar como facultad puramente "mental", "abstracta", "cerebral"; estamos actualmente incorporando intensivamente herramientas epistemológicas cualitativas, que es lo que va incorporando en la “fabricación de ciencia” o en la sistematización del conocimiento, el uso de las emociones, del sentimiento y de los instintos. Este método espistemológico andino, lo estamos nombrando desde el idioma qhapaq simi o Puquina, usando el verbo: illanay, o el “rumiar del alma”, (ver, Federico Aguiló, 2000 “El idioma del Pueblo Puquina, Pág. 70), que es una Capacidad, función o habilidad superior propia del “AJAYU” (otro concepto Puquina, con significado parecido al de “alma”).

El “íllay” andino que significa “iluminación” de la mente y proporcionalmente también, la iluminación de la pasión, nos ha permitido encontrar un vocablo puquina, que es el “Illanay”, y otro vocablo también puquina que es el “illawi” (en F. Aguiló 2000, Pág. 69, Illawi: Idolo puquina. Dice Aguiló, “ídolo de Ilave”(**) que representa a un hombre mirando al oriente y una mujer mirando hacia el poniente,ambos cubiertos de gruesas víboras, el varón con ‘qoas’ y la mujer con ‘asirus’”) y que nosotros interpretamos como la “iluminación de la mente y de la pasión de varón y mujer en unión con la naturaleza”; estos vocablos y conceptos nos hablan de herramientas o particulares formas de pensar y sentir al unísono; o mejor aún: una aptitud mutua instintiva-racional, del equipo también mútuo de varón y mujer; facultad olvidada por el ser humano  occidental, pero que aquí en la sociedad andina, nuestros abuelos la usaban bien, como una capacidad o facultad, o como un Instrumento de saber-conocer-sistematizar-comunicar, aprendida desde la cuna, que es superior al razonar simple del occidental, cual es una función  puramente cerebral, o producción mental, o “forma de pensar” que en lo fundamental, intenta o exige la exclusión de todo sentimiento, emoción o pasión, por la absurda ‘idea’ griega de que los sentimientos o “tymos” son volubles, cambiantes y deleznables y por contradicción las “razones” o “ideas”, son “eternas”, como los “dioses”.

De aquí viene también la contraposición occidental y cristiana entre “Í-dolo” (Dolo: Engaño, fraude o simulación) contra la "Í-dea”, o “Í-Deus”, entre el Ídolo y el Dios, que era el principal argumento de los curitas “extirpadores de idolatrías”, para perseguir a los andinos, Y que en aquellos tiempos los curas hablaban y defendian la ciencia occidental, como ciencia cristiana y a Cristo como todo “logos y razon”.

Con esta intención, los cristianos adjudicaron la categoría de “dios” al “I” de los Puquinas, cuando más bien nuestro abuelos y científicos puquinas sabían bien que "I" era el eje del planeta, cuyo ángulo óptimo aseguraba la estabilidad y el equilibrio climático, ángulo que lo mantenían "amarrado" con sus "Watanas" o "Intiwantanas", a lo largo del Qhapaq Ñan (una viejísima y milenaria ciencia que hoy algunos le llaman despectivamente “radiestecia” y otros con más respeto Tecnología Haarp, ciencia en la que Manco Qhapaq y Mama Waco eran expertos, temas que requieren de mas espacio), asegurando que estas, las condiciones planetarias en equilibrio son las que producen y “guardan” la vida en su mejor condición o Sumaq Kawsay. (Ver: El dios “I” de los puquinas y los pachakutis en: http://www.alainet.org/es/active/59346).

Notas
(*) Original del 06 /11/2012 –corregido el 25/03/2017 - Este artículo es un adelanto, extractado del libro de Javier Lajo: “Sumaq Kawsay, la vida plena o el equilibrio del mundo”.
(**) Ilave (ilave), es una localidad o ciudad ubicada en las orillas del lago Titicaca, en la Región
Puno, en El Perú, este vocablo que da nombre a este pueblo deriva del vocablo puquina “ILLAWI”.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.